Invertir en uno mismo
"Gobierna tu mente o tu mente te gobernará a ti."
Horacio
En nuestro educastrado país, donde gracias al buen clima y a la costumbre sobrevivimos a pesar nuestro, hemos creado una sociedad que, en pleno siglo 21, sin contar todos los anteriores A.C., está cada vez más perdida, más enferma, más alejada de sí misma.
Este alejamiento de sí misma, de lo que debería de ser, se ve sobradamente compensado por el absurdo acercamiento a todo lo que, paradójicamente, la destruye y la empuja hacia un declive cada vez más alarmante.
No hay más que mirar a nuestro alrededor y observar tristemente asombrados cómo los hijos no sólo se rebelan, sino que atacan físicamente a sus padres, cómo los niños son drogados desde pequeños en aras del último síndrome inventado por el corporativismo psiquiátrico-farmacéutico, o las incontables tragedias familiares debidas a malos tratos de toda índole, sin dejar atrás los más del 50% de divorcios, o los embarazos no deseados, sin entrar en los temas del tabaquismo y otras drogas de toda especie, y sin contar el resultado lógico de todo ello: el sinnúmero de enfermedades, en su mayoría psicosomáticas cuya lista es cada vez más larga.
Y seguro que se me quedan muchas más etiquetas en el tintero con el que escribimos en negro nuestra historia de seres humanos supuestamente racionales e inteligentes. O al menos los que tenemos un mayor nivel de inteligencia comprensiva en nuestro planeta, dentro del género de los mamíferos superiores, donde el hommo sapiens es el eslabón más evolucionado o al menos así debería ser. Pues bien: no se conoce ningún animal que se autodestruya de la forma tan estúpida que hacemos los humanos.
Sin embargo, todo ello se considera normal. E incluso se suele alardear de ello sin el menor atisbo de vergüenza, pudor ni mucho menos conciencia. El resultado no puede ser más lamentable. Y lo peor es que nos cuesta a todos dinero del bolsillo vía S.S. "Mal de muchos... epidemia".
Pero como diría Maslow, el hecho de que haya mucha gente haciéndolo mal, no significa que eso sea lo normal, sino que la mayoría de la gente está enferma, bien sea mental, espiritual y/o físicamente, o como consecuencia lo uno de lo otro.
Y ¿cuál es la causa primigenia? Muy sencillo: la búsqueda de la felicidad y el placer fuera de uno mismo. Y ¿cómo se aprende eso, cuando un bebé no nace programado para ello? Más sencillo todavía: los modelos de los que copia en su entorno y las enormes carencias de nuestro sistema educativo. Ni en casa ni en la escuela, ni siquiera en la universidad se enseña lo más importante: ser persona. Es decir, ser consciente, fuerte, autónomo, independiente, libre y responsable. Eso nunca ha interesado al sistema.
Y como no se enseña en ninguna parte, llegamos a la etapa adulta con más carencias que recursos, con más limitaciones que capacidades, con más pena que gloria. Resultado: un gran vacío interior. Donde deberíamos estar nosotros, nuestro espíritu, nuestra alma, nuestra esencia y nuestro poder, no hay nada. Sencillamente, se nos ha manipulado para delegar nuestro poder sobre hombros ajenos, con lo cual poco o nada de nuestra fortaleza interior pervive en nosotros mismos. De ahí la falta de autoestima y poder personal, dando lugar al victimismo y su consabida secuela de somatizaciones de toda índole.
¿Cómo llenar ese vacío que tanto duele, que tanto nos hace sufrir, que nos hace enfermar y ser infelices, tanto solos como acompañados, tanto con o sin dinero, hagamos lo que hagamos? Pues como todo el mundo hace: gastando más de la cuenta, comiendo más de la cuenta, fumando, drogándose y medicándose, bebiendo, distrayéndose para no pensar y haciendo cualquier cosa que no nos aporta nada pero que nos mantiene distraídos. Cualquier cosa que nos libre de ese “Pepito grillo” que no nos deja dormir y que nos pone serios y tristes cuando estamos solos. Solución: no estar solos. Cualquier cosa vale si me ayuda a no enfrentarme a mí mismo.
El consumismo me ayuda. La publicidad y el marketing están ahí para algo. La telebasura es mi mejor escuela. Así que no hay más que sumarse a este o aquél rebaño y a sobrevivir, para no ser diferente al entorno. Y si acabo enfermo, eso es lo normal. A todo el mundo le pasa algo y si no ya le pasará. De algo hay que morir… y todas las excusas y justificaciones que nuestro ego encuentra para no sentirnos tan mal con nosotros mismos que no seamos capaces de enfrentarnos al siguiente día.
Calculemos pues cuanto gastamos en: médicos, farmacias, hospitales, psiquiatras, psicólogos, abogados, tabaco, alcohol, drogas, cosas innecesarias, lujos supérfluos y otras zarandajas superficiales, a las que añadir todo lo anterior. La cuenta es inacabable y millonaria. Y estaría muy bien si algo de todo ello nos aportase felicidad, soluciones, cambios, alegría, salud y bienestar. ¿Qué saldo arroja tu lista? ¿Y en qué te ha beneficiado ese despilfarro? ¿Piensas seguir haciendo más de lo mismo?
La definición de la locura es repetir lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos.
Entonces ¿por qué la gente sigue empeñada en hacer más de lo mismo? Porque no tiene conciencia de Ser. No se conoce, y por lo tanto no se quiere, porque no se puede querer lo que no se conoce. Luego, sale a buscar quien le quiera… a cualquier precio. Pues toma nota: “Si sigues haciendo lo mismo que has hecho hasta hoy, llegarás a donde ya has llegado.” Y algo mucho más simple: “Si lo que haces no funciona, entonces haz otra cosa”.
Por ejemplo: invertir la décima parte de la cuenta de gastos anterior en ti mismo. Haz un curso, o todos los que te hagan falta. Aprende lo que necesitas para vivir, lo que nunca nadie te ha enseñado y tanta falta te está haciendo. ¡Prueba! Será la mejor que hagas en tu vida: invertir en ti mismo, en lo más importante de tu vida: TÚ. Te resultará muchísimo más económico, grato, útil, rentable y efectivo, tanto a corto como a largo plazo, y lo que consigas te llenará tanto de ti mismo, que necesitarás poco o nada de todo lo anteriormente descrito. Incluidas las relaciones, porque éstas ya no serán de apego desde las carencias, sino de libertad desde la plenitud.
“La felicidad es muy difícil hallarla dentro de uno mismo e imposible en otra parte.”
Puede que haya otras muchas vidas, pero ésta es la única que tienes, la única que conoces. Y por si acaso no hubiese más y ésta fuese la última. ¡aprovéchala!, vive a tu favor y no en tu contra. Vive con pasión y disfruta de ti mismo y del hecho de estar vivo en este maravilloso planeta. Y si no sabes cómo se hace, yo puedo enseñarte.
Con cariño, que estés bien y tengas un buen día.
Inma Capo
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