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ESTO ES LA LECHE
por Rafael Méndez Cobos


Cuando hablamos de leche hay que tener en cuenta a sus derivados yogures, helados, nata, natillas e incluso en algunos casos hasta el queso.
El hombre es el único animal mamífero que toma  leche siendo adulto, de otro mamífero, pasado ya el periodo de lactancia. Y la naturaleza prevé que se haga directamente de las mamas de las madres, sin ningún intermediario.
El mito del calcio. Los nutricionistas de occidente no piensan igual que los orientales,  los primeros recomiendan tomar leche de vaca y sus derivados porque la consideran muy nutritiva y especialmente rica en calcio. Y por este motivo muchas personas beben grandes cantidades de leche, incluso en lugar de agua caso de muchos norteamericanos. Y es en estos casos precisamente donde mayor incidencia de osteoporosis (hueso poroso falto de calcio y minerales) hay entre su población.

Y esto como se explica? Pues  que la leche tenga calcio, no quiere decir que lo absorbamos. No faltan enzimas digestivas como son la renina o cuajo o lactasa que cuando nos salen los dientes dejamos de fabricarlas.


Resulta ilustrativo a este respecto  los resultados del estudio que con 78000 mujeres de entre 34 y 59 años llevaron a cabo durante 12 años varios profesores de la Universidad de Harvard en EEUU y que fue publicado en el American Journal of Public Healt en 1997. Porque sus conclusiones desmienten la tesis de que un mayor consumo de leche o derivados con calcio añadido o sin él, no protege a la mujer adulta de las fracturas propias de la osteoporosis (cadera o antebrazo).

También es  interesante recordar el Proyecto Cornell Oxford- China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente, que se inicio en 1983 con un estudio pormenorizado de los hábitos cotidianos de 6500 habitantes de 65 provincias dispersas de la China rural ya que constituye una de las investigaciones más rigurosas y concluyentes efectuadas en materia de salud. Ese trabajo demostró, que la leche animal desmineraliza a los adultos. Es decir, que las mujeres que no tomaban leche de vaca, y sus únicos alimentos eran arroz, verduras, soja y derivados no padecían osteoporosis. Y que, sin embargo si dejaban esta dieta e introducían la leche de vaca sus niveles de calcio bajaban y aumentaban la incidencia de esa patología.

Otro ejemplo de la relación entre la leche y la osteoporosis lo constituye el trabajo del Doctor William Ellis ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía aplicada, quien estableció que las personas que toman de 3 a 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en sangre, puesto que al tomarla dicho estamos ingiriendo gran cantidad de proteínas lácteas y estas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos, que extrae de los huesos.

Jean Seignalet, hematólogo, inmunólogo, biólogo, catedrático de Medicina de la Universidad de Montpellier durante muchos y autor de más de doscientas publicaciones en prestigiosas revistas medicas, denunció en su libro La alimentación, la  3ª medicina  que muchas patologías y proliferación actual de otros se debe fundamentalmente a cinco razones: el consumo de cereales domésticos, la ingesta de leche animal y sus derivados, la cocción de los alimentos, el refinamiento de los aceites y la contaminación alimentaria con la consiguiente carencia de vitaminas y minerales. Afirmando en lo que a la leche se refieren lo siguiente:

“Muchas personas piensan que prescindir de la leche pueden provocarles perdida de calcio y problemas como la osteoporosis, pues la televisión, la prensa, y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de algunos de los huesos dependen de la cantidad de calcio y solo el consumo diario de productos derivados de la leche pueden aportarles en cantidad suficiente ese precioso calcio”

Sin embargo yo digo firmemente que NO, añade el  doctor Seignalet diciendo: “El peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de fosfatos de calcio y expulsado por las heces fecales. Solo una pequeña parte es absorbida. El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por los vegetales: hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas, frutos secos y frescos”

Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde es recuperado por las raíces de las plantas. En definitiva, eliminar de la alimentación la leche animal no provoca carencia de calcio. Al contrario el régimen hipotóxico-desprovisto de derivados de la leche-acompañado de magnesio y silicio bloquea 70 veces de cada 100 la evolución de la osteoporosis e incluso permite a veces de recuperar parte del terreno pedido.

¿Cuánto calcio necesitamos? La cantidad seria 800 mg al día de calcio, que es lo mismo que decir tres vasos de “leche” (batido de almendras, soja o arroz). Esta cantidad debe incrementarse durante el crecimiento-rápido, que ocurre entre los diez a los dieciocho años. En este periodo es aconsejable tomar de 1200 a 1500 mg diarios de calcio. Las personas que comen diariamente pan integral, cereales, verduras, fruta y no son fumadores ni bebedores, carecen absolutamente de osteoporosis, como es el caso estudiado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, dónde sus miembros son vegetarianos.

Saber también que el ácido fítico, contenido en alimentos como acelgas, espinacas, coles e hinojos, secuestran calcio en su digestión. Para que no ocurra esto existe una maniobra, y es añadir arroz, cuando cocinemos estos alimentos antes mencionados. Curiosamente los vegetarianos de muchos años de ejercicio producen en sus intestinos una enzima llamada fitasa que hidroliza el ácido fítico, dicho de otra forma, los vegetarianos no tienen ningún problema cuando comen acelgas, espinacas, coles, etc.

La pérdida de masa ósea anualmente va desde un 0.8  a un 5.1 %. Lo más alevoso es que no conocemos en qué nivel nos encontramos. Dicho de otra forma, no conocemos nuestro nivel capital de calcio en cualquier momento de nuestra vida. Actualmente podemos conocerlo mediante una densitometría que nuestro médico  nos podrá facilitar. El diagnostico nunca nos va a ser tan útil como la prevención, por lo tanto, todo niño por medio de su madre o de sus docentes, debería recibir en su esqueleto, a modo de hucha, día tras día, el aporte necesario mediante la ingesta de alimentos ricos en calcio antes mencionados para que el día que irremediablemente llegue el “ladrón” ( menopausia, vejez) tengamos tal cantidad que, por mucho que nos roben, siempre nos quedaremos con la cantidad suficiente para poder seguir hacia adelante sin ninguna patología ósea. Por ello es fundamental mentalizarnos desde la más tierna infancia en la correcta alimentación, haciendo de nuevo incapié sobre el mayor “ladrón” de calcio y de vitaminas y minerales que  son el azúcar, tabaco, alcohol, algunos medicamentos y la vida sedentaria.
                                                                                    

Rafael Méndez Cobos