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REFLEXIONES DE UNA AVENTURA

Tú vida no la hace lo que sucede, sino lo que en ti sucede ante lo que vives. Mejor dicho, lo que tú haces con lo que viviste.

No es cuestión de sólo vivir una experiencia, sino de por sobre todo dejarte tocar por ella. De permitir que ante lo nuevo, tus pensamientos y emociones se transformen y expandan al expandirse tu consciencia. Y desde ahí, desde tu reflexión y aprendizaje, puedas ser la siguiente mejor versión de ti mismo.

Comienzo de esta manera como preámbulo a lo que viene: algunas de las principales reflexiones que generé producto de un extraordinario viaje a un lugar muy especial.

Reflexiones que quiero compartir contigo con la intención de ofrecerte una manera diferente de pensar sobre tu propia vida, tu potencial, tus retos y oportunidades.

Te cuento:

Fue a inicios de año. De hecho, a finales de enero 2009. Pronto iniciaríamos una expedición a uno de los lugares más espectaculares del planeta: Roraima. Una formación rocosa muy peculiar—denominada tepuy—ubicado en la Gran Sabana venezolana.

Si bien una foto palidece ante la magnificencia de estar presente en ese mágico lugar, mejor que pretender describirlo en palabras, te muestro una:

foto_roraima

La historia del Roraima y los tepuyes venezolanos se remonta a mil quinientos millones de años atrás, cuando se formaron las primeras zonas sólidas del planeta. Sin embargo, los pensamientos que quiero compartir contigo son producto de los 9 días que duró la excursión que disfruté con mis 11 compañeros de viaje y los 4 extraordinarios guías que organizaron y condujeron la magnífica aventura (el grupo de Venezuela Élite).

Me encantaría contarte detalles de la travesía, pero prefiero ir al grano: a los aprendizajes que ahí obtuve que pueden servirte a ti en tu propio viaje de vida. Aquí van dos de los principales (en un futuro artículo compartiré otros contigo):

1. Tus límites actuales marcan el próximo comienzo

roraima_caminoEstar parados frente al camino que estábamos por iniciar y recorrer por los próximos tres días hasta la cima del Roraima, despertó en mí una sensación casi que de susto por lo imponente de lo que nos esperaba.

Fue como confrontar de pronto lo inminente de la aventura que hasta entonces había sido promesa. Ahora era real. Estábamos ahí. Y prontos a comenzar un recorrido demandante de esfuerzo y entrega.

Había un susto. El momento era terreno fértil para cuestionamientos sobre si seríamos capaces de aguantar lo suficiente como para llegar, o terminaríamos abandonando a mitad de camino.

¿Seré capaz? ¿Tendré con qué? ¿Podré llegar?

Realmente, nunca lo sabes. Hasta que lo intentas. Y te das el chance.

Es cuando te abres a la oportunidad de descubrirte como “más” de lo que te creías, que tu grandeza se manifiesta.

Tu potencial es como un león que espera ser llamado a rugir y surgir, que sólo se manifiesta cuando le das el chance.

roraima_grupoNueve días después todos celebrábamos lo que habíamos sido capaces de lograr. Cada quien volvía con sus propias anécdotas sobre haber roto sus “yo no puedo”, sus “imposibles”, sus ideas previas sobre quiénes éramos.

Y en mí mente lo que surgía era esta idea:

Tu noción acerca de lo que eres capaz es tan sólo una pequeña idea de quien tú eres realmente.

Además, una vez más comprobé por mí mismo que hay un goce divino en retarte a ser más. Desafiarte a expandirte, a crecer, a dar más, a explorar, a aprender, a ir más allá… es parte de lo que te llena de vitalidad.

En cierto sentido, si no hay desafío no hay vida sino rutina.

¿Quieres sentirte lleno de vitalidad y experimentar más intensamente la conexión con tu vida? Búscate un reto. Ponte un desafío. Uno que te entusiasme y a la vez te invite—mejor aún, te seduzca—a evidenciar en carne propia la ilusión de tus límites pasados y la materialización de tu potencial.

Eso es parte del juego de la vida: atreverte a ir a donde aún no has ido; aventurarte a descubrir en ti lo que aún te falta por disfrutar de ti mismo.

Te lo ofrezco de esta manera: quien tú eres realmente, está más allá de tu zona de comodidad. Es cuando vas más allá de tus “límites”—de las creencias que hasta ahora has sostenido sobre hasta dónde “llegas” como persona—que estás honrando en la acción tu verdadero potencial.

Una cosa es quien tú crees que eres—definido por tus ideas del tipo “Yo soy…” y “Yo no soy…”—y otra es quien tú eres realmente. Date el regalo de descubrirte que estabas equivocado sobre ti… al darte el chance de sorprenderte logrando y disfrutando algo más allá de tus viejos límites.

Eso sólo lo logras cuando asumes que tus límites sólo te estaban marcando el comienzo del nuevo camino que ahora decides emprender.

2. Tú no eres tus pensamientos

Esta quizá fue, para mí, la idea que más valor tuvo experimentar. Ya yo conocía el concepto. Y de alguna manera lo había vivido. Pero no con la inequívoca contundencia como lo experimenté durante la subida al Roraima.

Tú no eres tus pensamientos. Tú eres el que piensa.

Ante esas aseveraciones sencillas, surge una conclusión liberadora:

Si yo no soy mis pensamientos sino el que pienso, significa entonces que puedo escoger pensamientos diferentes si aquellos con los que me encuentro… ¡no me gustan!

No sé si llegas a captar la trascendencia de esa idea: todo aquello por lo que tú te hayas podido sentir mal, por lo que te hayas podido limitar, por lo que hayas quizá menospreciado tu valía y potencial, no son más que pensamientos.

Ellos, per se, no tienen solidez. Lo que los hace sólidos y reales, lo que les da fuerza y termina convirtiéndolos en “tu verdad”, es tu energía puesta en ellos.

Me explico:

Lo que le da poder a tus pensamientos es la atención que pones sobre ellos. Es, en otras palabras, si te los tomas en serio.

roraima_subidaEsto se me hizo evidente, especialmente, durante el ascenso a la cima por la pared del Roraima. La cantidad de veces que en mi mente surgió el pensamiento “¡ya no puedo más!” es incontable.

Pero cuando mentalmente concluía que no podría dar un paso más, mi cuerpo seguía. Llegó un momento en que se me hizo evidente que una cosa eran las frases que surgían en mi mente, y otra lo que realmente se estaba evidenciando en mi experiencia. Yo estaba experimentándome como el observador de mis pensamientos; yo era el pensador y algo diferente de mí eran mis pensamientos.

De no ser así, no habría llegado a la cima. Lo que me permitió continuar y celebrar la conquista del tepuy, fue el permitirme no darle autoridad a mis pensamientos reactivos por encima de mi intención proactiva.

Al contrario, fue mi intención de continuar y llegar lo que prevaleció. Porque fue a eso—y no a mis propias voces limitantes—a lo que decidí prestarle atención.

Reflexiona lo siguiente:

¿Qué sería de ti si tus pensamientos limitantes y negativos… ¡te los tomaras en broma!?

Tú no eres tus pensamientos. Mas te conviertes en aquellos pensamientos a los que les das energía, a los que les prestas atención y asumes como “verdaderos”.

Date cuenta que el convertir un pensamiento en “verdadero” o cierto, en una suerte de hecho, es algo que viene después del pensamiento. Es una elección. Una que quizá hicimos hace ya mucho tiempo. Tanto así que ahora el pensamiento parece ser “la verdad” por sí mismo, y no porque hemos sido nosotros quienes le hemos dado esa característica.

Si alguna vez lo hicimos—darle característica “esto es un hecho” a un pensamiento—implica que esa fuerza, esa certeza, no está en el pensamiento sino en el pensador.

Ese eres tú. Significa que tú, ahora o en cualquier momento, puedes elegir diferente.

Desde el recordar que tú eres el pensador, puedes escoger no prestarle atención al pensamiento que de alguna manera te hace sentir mal y te resta energía.

Tus pensamientos no tienen poder por sí mismos. Lo que le da poder a tus pensamientos es la atención que pones sobre ellos. Es entonces cuando ellos se hacen “reales” para ti.

“Yo no sirvo”. “Yo no puedo”. “Yo no lo voy a lograr”. “Yo no me lo merezco”. “Eso es imposible”. “Eso no se puede”.“Yo soy demasiado viejo/ lento/ aburrido/ joven/ inexperto/ ignorante/ incapaz/ estúpido/ flojo/ terco/ cómodo/ etc. para intentarlo”.

Esos son ejemplos de pensamientos que cierran posibilidades y se convierten en excusas para ser quien realmente puedes llegar a ser.

Pero sólo se convierten en excusas si tú lo permites. Si tú les das energía. Si les prestas atención.

La siguiente idea puede ser una de las más liberadoras:

Por el hecho que pienses algo… ¡no tienes que creértelo!

Ni siquiera porque ese pensamiento se haya repetido en tu mente por años o incluso décadas. Ahora, tú puedes elegir diferente. Puedes escoger no prestarle atención a lo que pensaste por hábito y reacción, sino escoger con intención un nuevo pensamiento que te potencie.

Se dice que la calidad de tu vida es la calidad de tus pensamientos. En realidad, tu vida pasa a ser una expresión de aquellos pensamientos a los que le das energía.

Por lo tanto, escoge conscientemente aquello a lo que le das energía. Al hacerlo, estás decidiendo lo que pasa a ser real para ti, y lo que terminará manifestándose en tu vida.

roraima_vistaLa visita al Roraima fue una aventura extraordinaria. Sin embargo, mayor aún es la de continuar aplicando y explorando, en mi propia vida, los aprendizajes que de ahí obtuve.

Esa pasa a ser mi invitación para ti: vive desde la idea de que tus límites están para mostrarte el inicio de tu próxima aventura, y con la consciencia del pensador ilimitado—y no el pensamiento limitante—que en realidad eres.

Y por supuesto, a eso súmale poner ¡tu pasión en acción!

 

 

 

Leo Alcalá

http://www.leoalcala.com

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