uakix.com

Del miedo nunca nacerá el Éxito




Emprender es de valientes. No porque no tengan miedo sino porque a pesar de tenerlo, crean sus propias circunstancias.


Los que emprenden son la élite de nuestra sociedad. No los ricos. Ni los famosos. Son los emprendedores. Son los que se atreven a soñar y luchar por su sueño.


La mayoría de ciudadanos tememos emprender. Lo vemos demasiado “arriesgado”. Como si la vida fuera algo seguro…lo has pensado bien?


La vida es ahora, mañana no lo sabemos. ¿Y qué hacemos ahora? Vivir como si pudiéramos mantener intacta nuestra seguridad, nuestra comodidad, nuestra identidad. Pero la vida hace su camino, y siempre sorprende. Los que intentamos seguirla, siempre hacemos tarde…pues cuando creemos que la vida va por un lado, resulta que ya no es así y nos muestra otro camino. Vamos a remolque. Y otros van incluso atrasados, viviendo como si nada hubiera cambiado. Y eso es peor que morir. Eso es empobrecerte como ser humano.


Para vivir de verdad hay que seguir la vida y aún más: hay que crear la vida. Hay que avanzar por caminos que nadie ha pisado. Hay que abrir caminos para que otros puedan verlos. Eso sí que es vivir, y lo demás es intentarlo.


Las empresas de hoy, grandes y pequeñas, la mayoría tienen miedo y buscan sobrevivir. Están compitiendo, buscando una salida a su sufrimiento y persiguen el éxito para creer que así dejaran de sufrir. Pero se equivocan. Nos equivocamos. El Éxito no puede nacer del miedo. El origen está en lo Desconocido. El Éxito no se repite nunca. La Vida no se repite nunca. Quien comprende que la Fuente del Éxito es la Creatividad, es Libre. Quien persiga la seguridad no conocerá el Éxito. Podrá morar en la comodidad y la satisfacción pasajera, pero pronto se encontrará sufriendo otra vez para alcanzar más éxito (pues el que encontró no le llenó suficiente). El Éxito empresarial tiene que llenar a las personas que lo alcanzan. Y llenar significa que te infunde de sentido, que te inspira, que te transforma, que te relaja profundamente. Ese Éxito es resultado de un proceso creativo y entregado. Es el resultado de vivir por encima del miedo al fracaso o la ambición del éxito. Quien se entrega al proceso Creativo con ese Espíritu desapegado y con fe, merece ser llamado Emprendedor de Éxito.


Y se les reconoce porque su cara brilla e iluminan a los demás. Su rostro es de una persona de Éxito. Quien tenga un rostro apagado (o peor, amargado), no es un Emprendedor de Éxito sino un superviviente más en una economía competitiva con un modelo no sostenible.


Las escuelas nos han inculcado durante siglos que el éxito es igual a los resultados, a la competitividad, a la producción de calidad, a la superación de ciertos objetivos, etc. Es verdad, eso es el éxito (en minúsculas), y eso es relativamente fácil de conseguir. Pero no es lo que quiero, pues la otra cara de ese éxito es el miedo y el deseo.


Pero el Éxito en el que yo creo, y por el que pienso que cada vez más personas apuestan, es el Éxito en mayúsculas. Uno que nace el amor y la pasión por dejar nuestra huella, nuestra pequeña aportación al Todo. Es un aquel Impulso que reconoce que todo está por hacer y que no tiene prisa por hacer algo que valga la pena. No busca recompensa. La recompensa es poder participar en esta Creación. Liberar nuestro potencial creador como seres humanos: eso sí que es Éxito.