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Encontrar  tu   “pareja sana”   según el NeoDiseño Humano

Recientemente se nos ha ofrecido una herramienta muy valiosa como ayuda para el crecimiento y desarrollo humano: el NeoDiseño.

Dicho sistema aúna dos aspectos que han permanecido opuestos a lo largo de siglos. Las grandes disciplinas de la sabiduría ancestral consideradas por algunos como místicas y los nuevos principios de genética, bioquímica y física cuántica. Dentro de estas culturas históricas tenemos: el sistema de chakras hindú, la astrología tanto oriental como occidental, la kábala judía con el “árbol de la vida” como núcleo de la enseñanza y el Libro de las Mutaciones (I Ching) chino.

El NeoDiseño explica como las relaciones humanas son el resultado de combinaciones de nuestras configuraciones energéticas, lo que nos ayuda a comprender que no debemos tomarnos nada como personal, nos libera de perjuicios, de suposiciones, de malos entendidos, de sufrimientos innecesarios al que tanto somos adictos, de hacer montañas de un grano de arena...



Cada persona tiene su propio “mapa energético”  lo que nos hace ser seres únicos a la hora de expresarnos, de percibir la realidad que nos rodea, de sentir, pensar, actuar,… de la misma forma que el ADN nos proporciona características biológicas distintas a cada uno.
Cuando dos personas interrelacionan y mezclan sus auras, se produce un nuevo patrón energético resultado de dicha fusión, un “Diseño Conjunto” que en la mayoría de los casos nos convierte en lo que el NeoDiseño llama “generadores emocionales” implicando para un funcionamiento sano la siguiente regla de comportamiento: “el saber pedir y el ser paciente”.

Podemos buscar una pareja adecuada a nuestra “carta energética” o hacer que nuestra relación existente mejore al estudiar y analizar los cuatro tipos de química que se producen en nuestros Diseños: temas en común de compañerismo o amistad, dominancias, líneas de pasión responsables de la atracción/resentimiento y compromisos o cesiones. Veámoslos más detalladamente:

Conexiones de compañerismo ocurren cuando ambas personas tienen el mismo canal definido, son fuente de gran amistad, la llamada “química de la igualdad”. Sin embargo no son frecuentes en las relaciones sexuales, ya que a nuestros genes les atrae lo que es diferente a nosotros, lo no familiar, lo distinto, así se produce el enriquecimiento de la especie. Estos genes de la reproducción  deben pensar que “para vernos a nosotros mismos tenemos el espejo” y así buscan lo más distante de nosotros.

La evolución prospera gracias a la diversidad, de forma que se evite el estancamiento de la sangre y con ello la decadencia. Nuestros genes no están interesados en que seamos amigos, a menos que esto conduzca a emparejarnos, este es uno de los motivos por el que las relaciones son un gran desafío.

Los canales de compañerismo ayudan a que dos personas permanezcan juntas durante mucho tiempo, aunque es obvio que esto no supone un “vivieron felices para siempre”. Sería muy útil alguna electromagnética que aportase viveza a la relación, y así evitar el posible aburrimiento. 

Las dominancias ocurren cuando una persona posee un canal entero mientras la otra no tiene ninguna activación en él. Esta persona está dominando un aspecto particular de la relación. A pesar de las connotaciones negativas de la palabra “dominancia” éste es un aspecto sano dentro de todas las relaciones, ya que es el único lugar donde ambas personas no se conectan naturalmente, no se interfieren, donde la relación no logra atraparlos en su red, donde sólo se  puede mirar al otro y descubrir quien es realmente tu compañero. Naturalmente lo que ves, puede que te guste o no.

Las conexiones electromagnéticas ocurren cuando una persona tiene una puerta (don, gen o hexagrama) de un canal y la otra persona tiene la puerta opuesta (la del otro lado del mismo canal), de forma que ambas personas definen juntas el mismo camino. Estos canales electromagnéticos son las fuerzas que nos atraen uno junto al otro, lo cual puede ser experimentado como amor o atracción, pero también puede volverse odio o resentimiento. Este tipo de química despierta las chispas de interés  y excitación entre dos personas, aunque no todas las electromagnéticas son fáciles en una relación. Por ejemplo la formada entre una persona con ritmos fijos, estricta en horarios y costumbres, con ciclos vitales regulares mientras que la otra parte se mueve entre los extremos, fuera de todo hábito, etc.
Es muy sano tenerlas, pero en exceso producirían caos porque demasiada electricidad en una pareja puede resultar en irritación, peleas o en que se propague un incendio; aunque también en gran pasión.

Una conexión de compromiso es aquella en la que una  persona  tiene un canal entero y la otra sólo la mitad  y ésta es la que debe ceder su puerta a la del canal entero. Los compromisos ocurren frecuentemente en nuestras relaciones, al verlos señalados en una “carta compuesta”  somos capaces de aceptarlos de mejor manera y no juzgarlos como buenos/malos, sino únicamente como el efecto colateral de dos auras en interacción. Cuando los entendemos de esta manera impersonal, como parte del contrato entre cualquier pareja, pueden llegar a convertirse en puntos de confianza y simplificar la vida en común. Cada miembro de la pareja necesita vivir su propia vida para que los compromisos naturales entre ellos no se vuelvan destructivos.

Las relaciones ejercen un impacto real y tangible en cada uno, tanto a nivel psicológico como bioquímico y es fácil perderse en ese campo sintético de la fusión de auras.
No todos los compromisos nos afectan de igual forma, dependen del lugar donde se produzcan, así los del campo mental son más fáciles de llevar que los del emocional y también dependen de lo que la persona  esté comprometiendo, no es lo mismo comprometer el Sol que otro rasgo de la personalidad menos notable.

Este conocimiento nos permite llevar una relación más equilibrada, donde reine la compresión y la comunicación y no la culpa y los reproches. Donde aceptemos la individualidad del otro y los condicionamientos mutuos e irremediables entre nosotros.

Elevemos nuestra conciencia del  “yo”, del “nosotros” y del “ellos” para fortalecer nuestras relaciones y no crear lazos que debiliten nuestra salud y vitalidad.

¡Conoce a tu pareja y ámala por lo que es¡ ,  ¡conócete a ti mismo y quiérete¡, Conoceros y amaros por lo que sois, no dejéis que el día a día cree distancias o ataduras innecesarias.

Olga Wibeka

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